Entrevista al Dr. Guillermo Williamson en torno a su libro publicado sobre Educación Rural.

«La  presión por la tierra y el agua por parte de quienes la consideran como un recurso más para la acumulación de capitales o la ampliación de los mercados neocapitalistas es tremenda, es muy fuerte y cuenta con todo el apoyo del sistema financiero, capitalista agroindustrial, empresas inmobiliarias y energéticas. Es ello, quizás, el mayor riesgo y amenaza a la educación rural.”

Dr. Guillermo Williamson C.

 

El libro “Una experiencia de educación rural en el territorio de Tranapuente, Carahue, Región de La Araucanía”, del Dr. Guillermo Williamson C., académico del Departamento de Educación y del Instituto de Desarrollo Local y Regional – y la colaboración de las, entonces, estudiantes de sociología Yasna Castro y Tamara Torres- es una obra que aporta a los estudios de la Educación por la cantidad y complejidad de las variables consideradas al momento de desarrollar un modelo educativo situado, mirada teórico metodológica propia del autor, quien en el transcurso de su carrera académica y profesional ha logrado posicionarse en escenarios diversos, que le han permitido estar presente en los procesos de reforma de la educación chilena en temáticas de educación rural e intercultural bilingüe.

Es a partir de esta actitud científico-política activa que surge la experiencia que sustenta esta publicación materializada por Ediciones Universidad de La Frontera, donde el Dr. Williamson se propone generar conocimiento adecuado al contexto de cambio que afecta a la educación rural y contribuir a la toma de decisiones desde el sector público y social. Se trata de un proyecto de innovación que aglutina gran parte del acervo investigativo y experiencia institucional del profesor Williamson. Todo ello desde una perspectiva crítica basada en el concepto de «territorios de aprendizajes interculturales» y la noción de «nueva ruralidad», lo que le ha permitido comprender la relación necesaria entre escuela y territorio.

Para ahondar en esta temática de alto interés para La Araucanía por su elevada presencia de escuelas rurales y factores de diversidad e interculturalidad, le preguntamos sobre la experiencia puntual y cómo, a partir de esta, se pueden extraer conclusiones importantes a la hora de planificar una nueva educación rural.

– Estimado Guillermo, ¿Cuáles son las características particulares que hicieron de la Escuela Tranapuente un espacio educativo propicio para implementar un proyecto de transformación educativa?

– Fue una opción por una escuela completa, de educación parvularia a octavo de enseñanza básica, en un contexto educacional que asocia la educación rural a la escuela multigrado, pequeñita, uni, bi o tridocente con cursos hasta 6° básico. Esa fue un primer criterio: la modalidad pedagógica de escuela completa. El segundo, fue la disposición positiva, colaborativa y transformadora de la entonces directora de la Escuela, profesora Marisol González y el jefe de la Unidad Técnico Pedagógica, profesor Jonathan Díaz, actual director: A ello se sumó la comunidad educativa, especialmente profesores, Centro de Padres y Apoderados y asistentes de la educación y el equipo profesional de los Departamentos de Educación y de Planificación de la Seremi de Educación y del Departamento Provincial Cautín Norte, que nos apoyaron decididamente durante el primer y segundo año del proyecto. Perdona que haga estas referencias a la institucionalidad, pero sin duda corresponde a factores críticos y claves para poner en marcha una transformación educacional en el sistema formal: no hay acciones de transformación exitosas sustentadas sobre individuos especiales, sino son fruto de un trabajo cooperativo de mucha gente e instituciones.

– ¿Cuáles son las características del “entorno social y económico” que enfrentan hoy las escuelas rurales en tanto comunidades territoriales y en especial la Tranapuente?

Se enfrentan a un escenario de cambios en todo sentido. En este caso, la comuna de Carahue – como las comunas que se denominan rurales, por su cultura de base y vínculo a procesos productivos asociados a la tierra o el agua – se ha ido desarrollando asociado a los ejes de comunicación que la vinculan a Puerto Domínguez, Puerto Saavedra, Nehuentúe y Tirúa. En un punto de convergencia de tres de estas cuatro rutas está el villorrio y la Escuela Tranapuente y en ese sentido es un territorio estratégico en las comunicaciones de diversos territorios y podría convertirse en un espacio particular de innovación y experimentación educacional. Hay comunidades indígenas, espacios agrícolas de escala económica familiar a empresarial y de litoral rural de río, campo de experimentación de la papa del INIA y un villorrio en desarrollo. Por tanto, el territorio del que forma parte la escuela es de interculturalidad, diversas formas de producción y trabajo, de tierra y agua, bosque, plantación, vegas y ríos, de diversas relaciones entre el ser humano, la naturaleza y la espiritualidad, de contradicción entre el desarrollo neoliberal predatorio y excluyente y un desarrollo humano y territorial sostenible.

– En su libro usted parte por afirmar que la educación rural esta directamente afectada por procesos de transformación mayores, tanto a nivel global como regional, por lo tanto, es imprescindible que su estudio contemple estos fenómenos y que los proyectos educativos puedan tomar parte en su devenir. ¿Cuáles son las amenazas y oportunidades que hoy tiene el sistema educativo rural para la concreción de este cambio deseable?

La presión por la tierra y el agua por parte de quienes la consideran como un recurso más para la acumulación de capitales o la ampliación de los mercados neocapitalistas es tremenda, es muy fuerte y cuenta con todo el apoyo del sistema financiero, capitalista agroindustrial, empresas inmobiliarias y energéticas. Es ello, quizás, el mayor riesgo y amenaza a la educación rural. Si esta presión consigue romper las resistencias culturales, políticas, sociales, ambientales de las comunidades indígenas, campesinas, de pescadores rurales, de pequeños empresarios turísticos, de organizaciones ambientalistas y políticas e instalarse y consolidarse, los territorios, sus formas de vida y la propia del ser humano están condenados a una vida de menor calidad, a la expulsión de las zonas rurales, en definitiva, a la imposibilidad del proyecto de desarrollo local y regional.

El segundo factor crítico es el cambio climático que está presionando al cambio de uso del suelo y de las aguas interiores y exteriores, así como a colocar en riesgo la naturaleza y las diversas formas de vida y de comunidades asociadas a ellas, entre otras, el ser humano y su comprensión como ser cultural.

Un tercer factor crítico se refiere a cierta invisibilidad de la educación rural en el contexto de las políticas públicas basadas en la igualdad y universalidad de derechos y aprendizajes que, siendo una demanda justa, termina con políticas o programas especializados para las zonas rurales. Finalmente, escuelas particulares subvencionadas se han separado de las escuelas municipales que promovían los microcentros, por lo que éstos han perdido fuerza y la educación rural se ha ido desestructurando como sistema, con un creciente deterioro de la profesionalización de los profesores.

Por otra parte, hay factores movilizadores: la organización docente de los microcentros que sobreviven y se mantienen; la propia condición multigrado de las escuelas o de cursos es una potencia pedagógica y didáctica considerado como una innovación para el sistema; la escuela rural como parte del territorio; el carácter inclusivo y de diversidad por esencia de la escuela; la red de universidades chilenas por la educación rural-RUCHER, que resisten a esos embates y promueven una nueva educación rural.

– El estudio involucró distintas etapas, tanto disciplinares, institucionales y de financiamiento, lo que da cuenta de un esfuerzo particular por sacar adelante el proyecto. ¿Existen instancias formales expeditas que respondan a un interés público por mejorar la educación en contextos de ruralidad? ¿Cuál ha sido el rol de la academia, en general?

Recientemente se ha instalado una Mesa Nacional de Educación Rural del Ministerio de Agricultura(MINAGRI)-ODEPA y el Ministerio de Educación-DGE para diseñar una política de educación rural asociado al Programa Estratégico de Desarrollo Rural. Participamos de ella y esperamos que sus resultados sean considerados, pero eso lo dirán los próximos años y presupuestos del MINEDUC. Tenemos en la RUCHER una decisión política de participar de instancias gubernamentales que afecten a la educación rural llevando los resultados de nuestras investigaciones, debates, opiniones y de lo que recogemos desde la realidad, con gran respeto a las decisiones de la Agrupación Nacional de Profesores Rurales y del Departamento de Educación Rural del Colegio de Profesores, que tienen sus propias estrategias. No estamos por negarnos a decir nuestra palabra en las instancias institucionales del Estado, con el gobierno que sea, pues entendemos que es parte de nuestras responsabilidades como académicos y funcionarios públicos.  No está claro lo que se viene, pero desde el MINAGRI –más que desde el MINEDUC- parece haber un interés real de movilizarse por la educación rural: ven con mayor claridad el impacto ambiental del calentamiento global, la creciente demanda de obra de mano más calificada, la reorganización productiva de varios sectores de la macro zona sur, la necesidad de integrar diversos modos de empresas y de sectores a la producción agroindustrial, la importancia de la innovación tecnológica para mejorar la productividad del trabajo y calidad de la producción.

Pero, al mismo tiempo, se visualiza el potencial económico de las tierras con agua que están en el sur de Chile para la expansión de un modelo agroindustrial neoliberal que necesita transferir recursos desde zonas que están con sequías ya estructurales a otras donde existe potencial productivo de tierra, agua, mano de obra. Esta es una cuestión que en el tiempo puede generar serios conflictos en el sur de Chile, retroceder en términos de avances ecológicos, ambientales, culturales y sociales indígenas y rurales o simplemente fracasar como estrategia de desarrollo arrastrando mucha gente. Por ello es que la educación debe jugar un papel relevante en la concientización de los procesos, decisiones, modelos de desarrollo posibles y armónicos con la formación de las personas que un nuevo desarrollo sostenible requiere para la macrozona sur, desde la educación parvularia a la intercultural, de jóvenes y adultos, técnico-profesional, terciaria técnica y universitaria.

Las universidades nos hemos organizado en la RUCHER, investigamos, publicamos, hacemos experiencias, formamos profesores y debatimos con sus organizaciones, sin embargo, creo que nos hace falta una mayor claridad sobre el impacto estratégico global que significará el calentamiento global para las zonas rurales de Chile que son tan diversas: seguimos centradas en la escuela y el tema no está solo ahí, está en el territorio que cambia, en la política la opción es una Nueva Constitución que redefina el carácter público del agua de los mares e interiores, la existencia de los pueblos indígenas reconocidos como tales y con derechos territoriales, la multiculturalidad de modalidades empresariales que permitan incentivos a la formación, desarrollo y negocios de las empresas asociativas y cooperativas en diversos tipos de mercados, la opción constitucional por el desarrollo sostenible que implique la protección ambiental, el congelamiento de las plantaciones forestales de pinos y eucaliptus, el derecho al goce de la belleza natural a todas las generaciones y así.

– ¿Cuáles son las herramientas que tienen hoy los establecimientos para redireccionar sus planes educativos hacia proyectos de mayor pertinencia y justicia social, que superen los lineamientos “universalistas” provistos por el Estado?

Formal y realmente pocas. De hecho cada establecimiento puede tener su propio proyecto educativo institucional (PEI) que corresponde al proyecto político-pedagógico-ideológico Hay libertad, es el PEI el que da el sello al colegio de que se trata, sin embargo, en la realidad él está determinado no por las comunidades sino por los sostenedores dueños de los colegios: iglesias, familias, empresarios de la educación, municipios, fundaciones empresariales. Tampoco el estado tiene un proyecto que unifique el sistema escolar. Menos en un país tan centralizado como el nuestro. En el Gobierno actual la Comisión “Todos al Aula” entregó un informe que considera mucho la educación rural pero en una perspectiva de cierre o fusión de escuelas, a lo que nos oponemos fuertemente las universidades. Por tanto lo que se ha logrado en términos de pertinencias territoriales, resulta de algunos sectores de políticas públicas específicas que han logrado ganar espacios en el aparato público, apoyados en organizaciones sociales indígenas, de profesores o incluso de pequeños sectores académicos y empresariales. Pero hoy se requiere un modelo educacional distinto, que no coloque el dinero en el centro de su organización y desarrollo sino en el desarrollo integral de las personas y humano y territorial sostenible. Creo que un desafío futuro es equilibrar el derecho universal a la educación (como la gratuidad) con el derecho a una educación permanente adecuada a los momentos históricos y a los territorios locales y regionales.

 

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Entrevista a Edith Rivas Riveros, editora de la segunda obra escrita sobre la historia de la enfermería en Chile.

«La posición de la enfermería chilena es destacada en el contexto iberoamericano, plenamente avalada por sus logros históricos en materia de desarrollo de estrategias y acciones en los diferentes programas de salud”.


«El capitalismo ha intensificado la cara agresiva y desigual de las relaciones sociales, pero la enfermería debe ir a la vanguardia y al rescate de la dimensión ética del cuidado».

La enfermería profesional comienza a desarrollarse en Chile en mayo de 1902, con el primer curso que se dictó en el Hospital San Borja de Santiago. Desde entonces, esta profesión ha debido enfrentar distintas etapas de la historia del siglo XX, las que son relatadas y estudiadas a través de los 13 capítulos que conforman esta obra de 6 años de revisión, publicada recientemente por Ediciones Universidad de La Frontera y lanzada en el marco del VII Simposio Iberoamericano de Historia de la Enfermería.

Compartimos aquí una entrevista realizada a quien ha sido su principal gestora, la Ph. D. en Enfermería, Magíster en Salud Pública y quien hoy se encuentra dirigiendo el Magíster de Enfermería de la Universidad de La Frontera, Edith Rivas Riveros.

La destacada académica nos ofrece un acercamiento a las temáticas reunidas en su libro, se refiere a la realidad actual de esta profesión en nuestro país y sus principales desafíos. Aprovechamos la ocasión para preguntarle por su opinión sobre el rol de la enfermería en el tratamiento de la pandemia por COVID-19.

1.- “Historia de la Enfermería en Chile” es un libro que da cuenta de una doble evolución de la enfermería: una a nivel histórico social, y otra a nivel institucional. Ambas rutas han implicado un lento pero progresivo camino hacia el reconocimiento y la autonomía científica–disciplinar. ¿Cómo podría usted definir este camino, luego de haber trabajado en la edición de este libro?

Primero decir que enfermería, como profesión, ha estado históricamente permeada por disputas entre la ayuda y el poder y su construcción científica no ha estado exenta de avances y retrocesos, de ambigüedad y complejidad, procesos expuestos en el primer libro de la Historia de la Enfermería Chilena de Rosalba Flores, editado en el año 1965. Desde entonces Chile no contaba con un documento histórico que mostrara el desarrollo de la profesión misma.

No hay duda de que la enfermería, desde su instauración profesional en 1905, ha tenido un avance significativo en cuanto a la construcción de saberes propios, conocimientos que pueden ser considerados como la ciencia de los cuidados, enfocada hacia los conocimientos necesarios para la atención intrahospitalaria, extra hospitalaria y especialmente en la comunidad.

Lo descrito anteriormente suscitó el desarrollo de este documento científico para intentar evidenciar las trayectorias de superación en torno a la imagen, autonomía, liderazgo y  empoderamiento, al mismo tiempo contribuir a la memoria histórica de la enfermería chilena.

Un avance significativo le corresponde al desarrollo de normativas que respaldan su actuar profesional en la Gestión del Cuidado que se define como “la aplicación de un juicio profesional en la planificación, organización, motivación y control de la provisión de los cuidados, oportunos, seguros e integrales, que aseguren la continuidad de la atención y se sustenten en las políticas y lineamientos estratégicos de la institución” (MINSAL, 2009).

Las rutas han implicado un lento, pero progresivo camino. Hoy se cuenta con un destacado avance clínico-asistencial y educativo (en pregrado y postgrado), con programas de magíster y doctorados acreditados, con presencia de investigaciones y con revistas científicas indexadas. 

2.- ¿En qué medida se mantienen y cómo afectan hoy los antiguos estereotipos de género en el ejercicio de la profesión y la disciplina? ¿Son concepciones superadas o constituyen todavía una problemática para su desarrollo?

En primer lugar, yo no hablaría de antiguos estereotipos de género. Pienso que la enfermería, ha estado permanentemente influenciada por las consideraciones de género, por ser una carrera predominantemente femenina, lo que ha restringido su evolución y desarrollo dando paso a un lento progreso.

Uno de los estereotipos tiene relación con la “imagen social” de la enfermera, comprendida como madre/religiosa, siempre dispuesta a otorgar cuidados, rasgos muy enraizados en el pensamiento popular. Asimismo, la imagen también se ve influenciada por los roles sexistas, que ocasionan marginación y daños en la identidad e imagen. Otro aspecto de esta dimensión es la subordinación, que se relaciona con déficit de autonomía profesional. Este último aspecto concierne a las estrategias de poder orientadas a modelar conductas de sumisión y dependencia.

Por otra parte, aún existe mucho déficit en la formación y estereotipos de género, estos persisten y no se eliminan durante el proceso de formación. Por tanto, se insta a que los currículos incorporen cambios en la identificación y fijación de estereotipos ligados al género y a la enfermería. Los programas deben desarrollar amplia reflexión en: estereotipos de género y discriminación por género.

 3.- Al leer el libro, se puede inferir que desde los primeros años de la enfermería en Chile, esta se ve imbuida de un alto componente social, el que fue muy marcado en los años de dictadura. ¿Tuvo alguna incidencia en el carácter social de la enfermería la instalación de la educación superior y la salud de mercado, donde la vocación pudo haber sido sustituida por motivaciones de orden económico?

Es innegable, hoy en día en Chile, el protagonismo que han adquirido las relaciones del mercado con la salud y la educación, siendo muy discutible la aplicación de los principios económicos a estas áreas, especialmente en el contexto latinoamericano, afecto a vulnerabilidades y crisis económicas.

Por su parte, la enfermería profesional en Chile ha estado sujeta a cambios trascendentales, en el contexto social, político y económico. De esta forma, los postulantes a estudiar enfermería en muchos casos eligen la carrera por información sobre demanda y oferta laboral, prestigio, movilidad social y empleabilidad; sin embargo, el fenómeno vocacional se debe mirar multivariadamente, donde también es posible observar el interés por realizar una contribución a la sociedad.

Chile hoy cuenta con más de 46.000 profesionales inscritos y un promedio de 5.000 titulados por año, indicadores, que parecieran mostrar que el número de profesionales supera la necesidad de cuidados en salud, pero se continúa en déficit. Mientras que la OCDE recomienda 9 profesionales por cada 1.000 habitantes, en Chile se dispone de 2,7 enfermeras/eros en ejercicio, ocupando el lugar 35 de 36 países (OCDE). Entonces habría que preguntarse que si a pesar de no contar con las enfermeras/os requeridas/os, se realizan máximos esfuerzos para entregar cuidados de salud de calidad.

En este contexto emerge la defensa del rol profesional de la enfermería, la que no ha tenido respuesta por parte de las autoridades correspondientes. Hay deudas históricas en materia de contar con el número adecuado de enfermeras y en materia salarial. Se debe reconocer en este rol a un socio fundamental de los gobiernos y de otros financiadores, para garantizar y asegurar un sistema de salud eficaz y rentable, al mismo tiempo que constituye una importante fuerza para el cambio.

Finalmente, expresar que el capitalismo ha intensificado la cara agresiva y desigual de las relaciones sociales, pero la enfermería debe ir a la vanguardia y al rescate de la dimensión ética del cuidado e invertir en ello contribuirá no solo al logro de metas de salud, sino a las de educación, igualdad de género, trabajo y crecimiento económico. 

4.- Existe un concepto que no es muy conocido, pero tiene una gran relevancia en el marco de los derechos humanos y la ética social que es “el cuidado” y cuya gestión se le ha encomendado institucionalmente a la enfermería. ¿Cuáles son los alcances de esa responsabilidad y cómo es posible llevar adelante un proyecto socio crítico como el que usted propone mediante la gestión del cuidado?

Aquí el argumento es el “cuidado emancipatorio”, basado en la articulación entre conocimiento, cuidado y poder. Para enfermería es un proceso de democratización de poderes al fortalecer la autonomía de los sujetos de cuidado. Concepción que incorpora: a) en la política de atención, una propuesta emancipadora del poder de ayuda; b) un modelo de atención de liberación y c) un canal de emancipación de la atención que indique dinámicas disruptivas.

Se entiende la política como la capacidad humana de saber pensar e intervenir críticamente, en una búsqueda de una mayor autonomía, en la posibilidad de apoyar en la construcción de una sociedad más igualitaria, más ética y justa. Para enfermería y las personas, significa pasar de una labor técnica a ser un agente de cambio público, de administrador de decisiones a formulador e inductor de ellos, de paciente a ciudadano, de enfermo a humano, con capacidad creativa.

Se trata de politizar la práctica social de la enfermería, compartir decisiones y ampliar el debate en torno a las diferencias. Instrumentalmente significa emancipar, repensar las prácticas y las relaciones en los procesos de trabajo, y reflexionar sobre la política de cuidado.

Enfermería a través de la Gestión del Cuidado, busca incrementar el nivel de salud de las personas y comunidades, repensando los valores de la deontología profesional. 

5.- Su libro fue presentado a principios de noviembre en el VII Simposio Iberoamericano de Historia de la Enfermería, realizado, por primera vez, en Temuco y en la Universidad de La Frontera, evento de gran magnitud e importancia, que justamente estuvo enfocado en la Historia de la Enfermería. ¿Cuál es la visión general que tienen las voces que están presentes en el libro y cómo la experiencia chilena puede aportar al contexto iberoamericano de la enfermería?

La posición de la enfermería chilena es destacada en el contexto iberoamericano, plenamente avalada por sus logros históricos en materia de desarrollo de estrategias y acciones en los diferentes programas de salud. Su trabajo se ha reflejado en la disminución de los indicadores, de morbimortalidad infantil y adulto, y enfermedades transmisibles.

Por otra parte, la formación universitaria de alta calidad, la ubican en un lugar destacado en Iberoamérica. Asimismo, su perfeccionamiento, calidad técnico profesional expresada en el conocimiento y habilidades razonadas presentes en las prácticas, al igual que sus relaciones profesionales de calidad, la posicionan en un lugar destacado en el contexto sanitario.

Desde lo jurídico, se cuenta con normas que respaldan el actuar del profesional en cuanto a la Gestión del Cuidado. El ejercicio de las normativas ha incidido en el desarrollo del liderazgo, autonomía, imagen y proceso de toma de decisiones.

La enfermería chilena hoy ha desarrollado con éxito las funciones del rol profesional y se destaca por la calidad profesional, restando aún involucrarse en la investigación y desarrollo de modelos innovadores de prestación de cuidados, que aporten evidencia sobre la eficacia de esta en la planificación, la gestión y la formulación de políticas en salud.

6.- ¿Cuál es la importancia que reviste hoy la enfermería en el campo de la Salud Pública y, desde su mirada, cuál ha sido el papel que ha jugado en el marco de la pandemia por COVID-19, en nuestro país?

Primero, expresar que las enfermeras/os constituyen el mayor componente de la fuerza laboral de atención en salud y no solo están capacitadas/os sino que son formadas/os con amplio conocimiento y habilidades para responder a desastres, como es hoy estar en primera línea.

Son garantes de los derechos de las personas y trabajan el cuidado como valor y como derecho social, aportando soluciones y estrategias desde su ámbito disciplinar y profesional.

Específicamente hoy en día, se han visibilizado sus funciones profesionales y han demostrado el relevante rol que juegan en la mitigación del contagio de la enfermedad, para reducir las muertes y controlar su propagación. Asimismo, son personal prioritario en el manejo de crisis, porque son un vínculo entre el paciente y el resto del equipo de salud. Permanecen junto a los pacientes y los valoran continuamente, otorgan cuidados, evalúan los procesos y actividades, siempre buscando formas más efectivas y eficientes. Su cercana interacción con los usuarios proporciona una buena comprensión de las necesidades de salud de la población, de la calidad de los cuidados y de la seguridad de los pacientes. Todo su actuar está regido por la entrega de cuidados humanizados, acompañando a los familiares de pacientes, asimismo otorgando cuidados del fin de la vida y entregando asistencia espiritual, todo ello bajo una ética base para la humanización del cuidado.

 

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